Etapas del desarrollo (0-6 meses)

12.12.2020

En este pequeño artículo, os vamos a mostrar los hitos de desarrollo de 0-6 meses en cada área. Os explicaremos cómo se va desarrollando el bebé tanto a nivel de lenguaje y alimentación como a nivel motor, cognitivo, emocional, socio-afectivo y en su autonomía.

Ya en el primer mes de vida, el niño comienza a emitir sonidos guturales, realizando señales lógica de hambre, placer etc, y manifestando diferentes tipos de llanto, y es en el segundo mes, cuando comienza a usar vocalizaciones de placer (a, e, o), imitar movimientos casuales como abrir sacar la lengua y sonríe en respuesta al que habla. También es capaz de responder a la voz de la madre y a los sonidos cesando su actividad. Cumplidos los tres meses, el bebé empieza a utilizar hasta cuatro vocalizaciones diferentes (ej. aaa, eoa) y es capaz de atender a una persona cuando habla, gesticular y vocalizar como respuesta , y hasta protestar en respuesta a algunas acciones. Ya a los cuatro meses, empieza a chillar cuando quiere algo o por placer, localiza al adulto cuando le habla y realiza vocalizaciones como respuesta al hablante, repitiéndolas además cuando estas producen reacciones. Al cumplir los cinco meses, el niño utiliza sonidos vocálicos intermedios y los repite cuando el adulto los imita. Además, comienza a diferenciar la voz de su madre, protesta cuando se le quita un objeto y toma la iniciativa vocalizando para iniciar el contacto social. Cumplido el medio año de vida, aparece el conocido balbuceo y el bebé empieza a detener su actividad al llamarle por su nombre. También indica interés por un objeto vocalizando o intentando cogerlo y pide que continúe la acción mediante gestos, miradas o vocalizaciones.

Otro aspecto muy importante en el desarrollo del bebé es su desarrollo alimenticio, pues realiza en pocos meses una gran evolución, desapareciendo varios de los reflejos orales entre los tres y los seis meses (reflejos de protrusión y lateralización lingual y búsqueda), el niño empieza a dar pequeños sorbos y es capaz de iniciarse en la alimentación con cuchara a los seis meses.

Con respecto a su desarrollo motor, cabe destacar que el bebé recién nacido mantiene la postura fetal y necesita ayudar para sostener la espalda y la cabeza. Además, presentará los puños cerrados. Al cumplir el primer mes, su tono muscular mejora y comienza a intentar levantar el cabeza tumbado boca abajo. Al segundo mes ya es capaz de levantarla durante cortos períodos de tiempo apoyándose en los antebrazos y sus extremidades van adquiriendo mayor movimiento. Empezará a interesarse por sus manos y a sujetar pequeños objetos y se pondrá boca arriba si le ponen de lado. A los tres meses ya se apoya con los codos y antebrazos sujetando la cabeza y moviéndola de un lado a otro. Asimismo, intenta arrastrarse, aparecen los primeros intentos de darse la vuelta, juntar una mano con otra e intentar coger cosas y dar patadas al aire. Comienza a reconocer los objetos a través del movimiento y la boca. Esto posibilita que a los cuatro meses coordine algunos movimientos y comienza a descubrir más su cuerpo: se toque las rodillas, consiga sostener y agitar el sonajero aun de manera involuntaria, etc. A los cinco meses ya es capaz de coger un objeto por sí mismo y llevárselo a la boca y se descubre los pies y juega con ellos. Asimismo, también es capaz de mantenerse sentado, pero con apoyos. También comienza a manipular los objetos que coge sosteniéndolos con ambas manos y comienza a pasárselos de una mano a otra, comenzando a coordinar mejor los movimientos óculo-manuales. Podrá situarse en postura de balanceo (previa al gateo) y podrá darse la vuelta (de boca abajo a boca arriba).

A nivel cognitivo, cabe señalar que los dos primeros años de vida su inteligencia es de carácter práctico al estar vinculada a la acción y a lo sensorial. A lo largo del primer mes cobra especial relevancia el ejercicio de los reflejos de respiración, succión y prensión, que se irán asociando a otros procesos, como mirar, chupar, coger objetos, etc., adquiriendo así un mayor control. Además, durante estos primeros meses, pasará muchas horas dormido, se despertará básicamente para satisfacer sus necesidades básicas y le llamarán especialmente la atención los sonidos, los colores vivos y las texturas y su visión será de una distancia de 30 cm. Ya hacia los tres meses permanecerá más tiempo despierto, fijará su mirada en tu rostro y empezará a interesarse paulatinamente por los juegos sobre todo de carácter sensorio-motor. Entre los tres y los seis meses comenzará a disfrutar más de los juegos, a mantener la atención cuando algo le interese y a seguir los sonidos y emplear la sonrisa para llamar la atención y mostrar su disfrute. También irá siendo capaz de provocar ciertas reacciones para "ver que pasa" y prever acontecimientos.

En cuanto su desarrollo afectivo y socio-emocional, debemos tener en cuanta que el recién nacido necesita una vinculación afectiva o apego seguro, lo cual involucra tanto al bebé como a la persona o personas que realizan la función materna. Este vínculo, se va consolidando durante los primeros años de vida del bebé. Durante los tres primeros meses, el bebé mostrará preferencia por las figuras humanas, ofreciendo respuestas indiscriminadas hacia los adultos sin reflejar apego. A partir del tercer y hasta el séptimo mes aproximada el niño/a comenzará a discriminar a sus figuras de apego.

Los primeros estados emocionales que experimentan los bebés durante sus primeros meses de vida son, básicamente, sentirse bien o sentirse mal. Asimismo, cabe señalar que desde el primer momento los niños ya son capaces de percibir algunas expresiones emocionales en los otros y reconocer indicios sociales. Será hacia los tres o cuatro meses cuando comiencen a reconocer a las personas de su entorno y a responder a diferentes estímulos.

Por último, en cuanto a la autonomía del bebé, cabe destacar que cuando este cumple los tres meses es capaz de dormir solo al dejarle despierto en su cama y ya al medio año es capaz de entretenerse solo durante breves periodos de tiempo.

Referencias bibliográficas.

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  • Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis

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